Las risas y salpicaduras de los niños, los grupos de amigos que se desafiaban en los toboganes y los padres que se bronceaban en las tumbonas sólo duraron dos veranos, pues en este corto pediodo de tiempo esta superficie ya acumulaba una serie de deudas y la falta de algunos sponsors que le obligarían meses después a cerrar sus puertas.
El Aquàtic dejó de ser un lugar de recreo y ocio para convertirse hoy 15 años mas tarde en un paraíso olvidado.
Actualmente esta propiedad esta cedida al cuerpo de policía para que estos puedan efectuar sus prácticas, atrás quedan esos años de abandono absoluto donde grafiteros y chavales pasaban las largas tardes de verano “difrutando” de este maravilloso parque.
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